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Puertas abiertas; visitamos una encantadora casita de los años 70 transformado que apuesta por el estilo nórdico y las buenas soluciones decorativas

 Situada en Bernau, un pequeño pueblo en plena selva negra alemana, esta casita de vacaciones nos demuestra el potencial que puede ofrecer una casa construida en la década de 1970. Sus propietarios, una familia joven con tienda propia de muebles en Friburgo, la han transformado en una casa moderna y contemporánea destinada a alquiler vacacional.



El anterior estilo rústico de la cabaña se ha "pulido" para dar lugar a un depurado estilo nórdico. Sencillez, sostenibilidad y alta calidad fueron los criterios para llevar a cabo esta reforma.


Se mantuvieron las características que formaban el carácter y la personalidad de la casa dominada por la altura de la fachada principal presidida por un gran ventanal pero, por lo demás, los interiores se rediseñaron por completo.

El edificio fue destruido y modernizado en términos de eficiencia energética para ser más sostenible. Así,  se instaló un nuevo aislamiento, se reemplazaron las ventanas y desaparecieron los viejos calentadores.

Los nuevos suelos son de madera de abeto douglas enjabonados, las paredes están parcialmente revestidas con arcilla y las mayor parte de los muebles son blancos para conseguir un ambiente natural y brillante.

La casa tiene cuatro alturas entre las que se distribuye sus 90 metros cuadrados útiles o habitables de la casa. Su distribución viene condicionado por esta circunstancia.

En la entrada a nivel del suelo se encuentra un baño y la cocina abierta con comedor.



A continuación, subiendo medio tramo de escaleras se llega a la habitación de los niños y subiendo el otro tramo de escaleras a la sala de estar de planta abierta. Desde ahí se accede a una terraza y a dos pequeños dormitorios.



En toda la casa hay una unidad de ambiente que unifica los espacios a pesar de la difícil distribución que gira en torno a las vistas y a la luz de la gran fachada delantera.


El gris de los textiles contrasta con el blanco y la madera clara del suelo creando un efecto muy nórdico. La madera natural está muy presente en detalles como en el zócalo de algunas paredes,  las lamas que sirven de barandilla a la escalera o en la  estructura del dormitorio infantil que se ha aprovechado como zona de juegos en su parte inferior y con una amplia zona de colchones en su parte superior.

La casa mira a la imponente naturaleza que se cuela por las ventanas y dentro el ambiente natural acompaña la escena. En la tranquila la sala de estar se puede disfrutar de una chimenea de leña y la cocina comedor se ve amplia y práctica. Todo está pensado al detalle para reconectar con la naturaleza.




Vía HOLIDAYARCHITECTURE

Patricia Gubieda

Fuente

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