Perfectos Imperfectos es lo último de último de Vajillas de Ultramar, una colección de platos y cuencos que se inspira en la técnica japonesa milenaria del Kintsugi, que consiste en recuperar y restaura piezas cerámicas que lejos de intentar ocultar sus "cicatrices", las lucen como algo bello que pasa a formar parte de la pieza de manera natural.
Lo japonés y su filosofía de vida es una de las corrientes del momento. Una tendencia que también llega a los interiores en forma de accesorios, piezas y filosofía de vida. Por eso, aunque sea la primera vez que oyes hablar de Kintsugi, posiblemente, no será la última.
La nueva colección de Vajillas de Ultramar es solidaria y celebra la belleza de las imperfecciones porque la belleza y singularidad de cada pieza está en sus uniones.
Hay muchos que ven en esta técnica también una filosofía de vida. Porque Kintsugi implica rehabilitar, ser más sostenible y menos consumista y sobre todo implica lucir con orgullo las cicatrices de la vida. La técnica que nos habla de tradición, de recuperación y de poner en valor las cosas se lleva ahora a la mesa con esta colección que además es solidaria.
Su filosofía se traslada a esta colección solidaria en la que Vajillas de Ultramar ha contado con la colaboración desinteresada de la modelo y diseñadora Laura Ponte.
Perfectos Imperfectos es un proyecto a beneficio de Fundación Cadete, en la que ayudan a niños con discapacidad, con el objetivo de facilitar el acceso a tratamientos de rehabilitación pequeños con cualquier tipo y grado de discapacidad.
De hecho, el 15% de los beneficios de esta colección se destinará al pago de terapias como logopedia, estimulación o fisioterapia, para niños y niñas cuyas familias no pueden asumir el coste de las mismas.
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