Avisamos de que el paseo por esta espectacular villa Mandra puede dar mucha envidia. Asentada sobre una colina en Mykonos Villa Mandra disfruta de unas espectaculares vistas al mar y a las puestas de sol sobre la vecina isla de Delos. Además de sus vistas y el lugar en el que se ubica todo en su diseño está pensado para disfrutar cómodamente con amigos y familiares de lo que la casa y la isla ofrecen.
Los afortunados dueños de esta casa son una joven y dinámica pareja que encargaron la construcción y diseño de la casa al estudio de arquitectura griego K-studio quienes reconocen que este proyecto ha sido muy especial ellos porque incluye una buena muestra de sus valores fundamentales.
Con una superficie de terreno de 600 m2, la casa necesitaba acomodar a una gran cantidad de invitados y de hecho cuenta con seis dormitorios. Al mismo tiempo, para el estudio de arquitectura era importante que el edificio no interrumpiera de forma agresiva el paisaje de la colina así que se inspiraron en la -humilde pero compleja- arquitectura tradicional vernácula de las islas para su diseño. En su estructura exterior la casa se reduce a dos volúmenes encalados y las paredes de extraída en la misma parcela. El resultado es una casa que discretamente escondida en el paisaje.
Los dos cuerpos blancos situados en paralelo forman una U con la construcción trasera excavada en la tierra y en donde están situados los dormitorios. Uno de los cuerpos blancos incluye la cocina y un comedor y el otro una gran zona de estar pero el auténtico salón o zona de estar está en en el patio que generan los tres cuerpos edificados y en donde, bajo una pérgola fija de madera de castaño, se ubica el corazón de la casa. Un patio que incluye una zona de estar y un comedor exteriores pero protegidos de la dureza del sol y de los vientos de la isla.
Por delante, y mirando al mar, una gran piscina larga y estrecha completa una edificación diseñada disfrutar de todo lo que ofrecen las islas griegas en buena compañía.
En la casa solo tienen cabida los materiales tradicionales como el encalado blanco, la piedra y madera que se han aplicado y diseñado con técnicas contemporáneas para crear una arquitectura nostálgica que dan como resultado muros de piedras locales muy resistentes que proceden y son parte de la mismo paisaje en el que se integran.
La entrada a la casa tiene lugar por un lateral una explanada en la que te recibe un gran olivo y una puerta de madera recuperada que ya es una buena muestra la belleza de la simplicidad y de la esencia de los materiales que componen la casa.
A partir de ahí, el exterior te recibe con sus zonas comunes por distintos pasillos a través de las cuáles acceder a las zonas sociales de la casa y a las zonas privadas de las habitaciones por otro lado.
Un interior moderno pero compatible con la arquitectura
Y si el exterior es espectacular, el interior es una buena muestra de cómo una decoración de tendencia es compatible con una marcada arquitectura local y con una casa de verano.
Sus muebles cómodos y actuales tienen también a la materia como protagonistas y la madera, el mimbre y la cerámica llenan los espacios con una elegancia relajada y confortable.
Los tonos arena de las paredes son también los que predomina en los muebles. La naturalidad de los colores es una base perfecta sobre las que destacaban los cuadros y láminas que decoran las paredes y las lámparas escultóricas que dibujan líneas y esculturas en las paredes.
En la cocina los muebles de madera natural diluyen el contraste entre este espacio y el resto de la casa y en los baños de paredes blancas (de microcemento) da protagonismo a la piedra natural de los lavabos y a los bonitos espejos sobre el lavabo.
El mismo ambiente tranquilo y contemporáneo se puede encontrar en los dormitorios. Espacios privados que participan de las magníficas vistas mientras que sirven de refugio privado a la activa vida social de la casa.
Vía K-Studio. Imágenes Claus Brechenmacher y Reiner Baumann
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