Situado a los pies de las imponentes montañas de Montserrat, esta casa está orientada para ver y disfrutar de la impresionante salida del sol desde el el mayor número de perspectivas posibles.
Sus propietarios querían que la casa tuviera un diseño minimalista y ordenado que generase buenas sensaciones y, para ello, confiaron su diseño a la interiorista Susanna Cots.
La diseñadora del Slow Design que crea hogares a medida de sus habitantes, se planteó el reto buscando encajar los distintos elementos invisibles para que de forma natural e imperceptible fluyera la comunicación entre los miembros de la familia y entre estos y la naturaleza.
La planta baja
Cada planta responde a un plan determinado. En la planta baja se abrieron todos los espacios. La cocina, incluida en un cubo de madera, se abre por uno de sus lados y todos los espacios; comedor y sala de estar se comunican entre si físicamente. Para dar coherencia a esta unión, se emplearon los materiales como la madera y el pavimento del comedor que sirve para delimitar los espacios.
En una de las paredes del comedor se ha situado un gran banco como espacio para los comensales de la mesa, que continua hasta la chimenea de la sala de estar. Otro elemento clave para integrar el exterior con el interior, ya que es un espacio mixto que convive dentro y fuera del hogar.
La madera en elementos como la barandilla de la escalera, o la mesa de roble y los tonos blanco salpicados de elementos negros (sillas, sillón, lámparas...) aportan orden y ritmo visual a la estancia abierta.
Detalle de la alfombra de yute del comedor y del banco que continua hasta la chimenea y prácticamente al exterior.
En la cocina que queda abierta al comedor, te recibe una columna con una barra para comidas informales. Para los muebles se ha elegido el blanco pero la madera, en el suelo y en el techo, contribuyen a hacer de ella un espacio cálido y funcional.
En el primer piso
Esta planta está dedica a los dos hijos teenagers de la familia. En esta planta se incluyen dos suites simétricas en tamaño, pero marcadas con la personalidad y las aficiones de cada uno. El punto de unión es un cubículo de cristal y hierro, que además de dar amplitud a la planta, es la zona de encuentro para compartir lecturas, juegos y sesiones de cine en casa.
En tonos neutros, dos estructuras de madera sirven de canapé para las camas y de bancos. Bajo la ventana se ha situado la zona de estudio unos escritorios a medida.
La estructura de la cama en madera de roble, como el suelo, continua bajo la ventana en forma de escritorio a medida. Blancos y con prácticos cajones bajo la encimera.
Un detalle del dormitorio. Las puertas del armario incluyen un retrato.
Las puertas de las habitaciones en cajón y con tiradores largos metálicos. Entre ambas habitaciones el espacio común.
El baño en suite y con el lavabo en el exterior.
La planta superior incluye el dormitorio principal y una gran terraza
La planta superior está íntegramente dedicada a la suite: un espacio abierto e íntimo a la vez, que permite la comunicación sutil entre dormitorio, zona de ducha y vestidor.
El cabezal de microcemento que recorre la pared de la estancia y se mimetiza en la zona de baño y ducha sirve de unión de estos espacios.
La estancia se amplió con una pecera de cristal, entre el dormitorio y la terraza para crear dentro de ella el pequeño despacho, orientado también para disfrutar de la salida del sol.
El baño de microcemento de la suite principal permite su conexión visual con el dormitorio.
Información vía Susanna Cots. Imágenes de Mauricio Fuertes.
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