La arquitectura de los años ochenta nos ha dejado por momento una herencia urbana visualmente dudosa. En muchas ciudades podemos ver algunos edificios que son literalmente la expresión de un funcionalismo gris y triste. La Ciudad de México posee una gran variedad de oferta arquitectónica a lo largo y ancho de todos sus calles y barrios. Desde contrucciones clásicas de los siglos XVII a los XIX, hasta los rascacielos más modernos del siglo XXI.
Si encontramos verdaderas joyas de la arquitectura clásica y moderna, también estamos confrontados a unos edificios que son realmente horrorosos. Sin embargo una estructura de concreto sin interés puede convertirse en la base de un nuevo proyecto totalmente diferente. La opción muy común es destruir para reconstruir algo completamente nuevo, pero que pasa cuando unso arquitecto con ideas deciden reinventar con lo viejo. Es lo que veremso a continuación.