En muchos países europeos es bastante común que se vayan cerrando iglesias que ya no están en funcionamiento. La baja de fieles u otras razones específicas han provocado que veamos templos católicos cerrados y abandonados. Algunas veces son destruidos sin mayores miramientos mientras que en otros casos son vendidos para que los nuevos dueños desarrollen un nuevo proyecto en ese espacio.
Tal fue el caso en la ciudad holandesa de Utrecht dónde una antigua iglesia fue abandonada en los años noventa y dejada al abandono. El proyecto de recuperación de este espacio amplio y lleno de personalidad implicó la creación de varios niveles interiores totalmente abiertos para dejar circular la luz. De la misma manera, el acomodo de los espacios han permitido recrear una casa moderna con espacios que recuerdan un loft urbano.